jueves, 25 de diciembre de 2008

AGENDA AZUL NUMERO 10

Había una vez un pelirrojo que no tenía ojos ni orejas. Tampoco tenía pelo, de modo que llamarlo perlirrojo era solo una forma de decir.
No podía hablar, porque no tenía boca. Tampoco tenía nariz.
Ni siquiera tenía brazos o piernas. No tenía estómago, ni espalda, ni espina dorsal, y tampoco tenía otras entrañas. No tenía nada. De modo que es difícil entender de quién estamos hablando.
Será mejor entonces que no hablemos más de él.

No hay comentarios: